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“Paco es el sobrenombre que recayó en el antiguo servidor policial, el guardián del orden que correspondía al polizonte o guardia de España. (…) Don Amador de los Ríos señaló en el vocabulario Americano de la Historia de las Indias de Oviedo, que la palabra es de origen quechua, pero en cuyo idioma quiere ella decir, siervo, esclavo.
Según Zorobabel Rodríguez, ‘don Benjamín Vicuña Mackenna se inclinó a aceptar esta etimología, a todas luces errónea… porque es difícil percibir la relación que exista entre la condición de siervos y la de los encargados de mantener el orden’” (Paremiología, 1981. Oreste Plath)
El Otro (Vicente Huidobro)
Diego Muñoz, el literatoide policíaco autor de un librito, en el cual lo único pasable es el título “De repente” título robado de un libro de poemas mío, publicado en París en 1925.
Este señor se las quiere dar de escritor nuevo (como ciertos húngaros de hace sesenta años) y sólo ha sido capaz de ser un policía modelo.
Es necesario que todo el mundo sepa que en Chile existe un escritor que da la mano, que saluda y es al mismo tiempo policía. Esto sólo puede pasar en Chile. Pobre Chile.
Si la juventud chilena no se avergüenza de semejante caso. Pobre juventud chilena.
En Francia, en Inglaterra, en España, este señor no se atrevería a presentarse en público. No, el caso no se produciría, ningún escritor entraría al servicio de la policía. Hay otros sitios donde ganarse la vida.
Y este señor es un gran admirador de Neruda. Y convive entre los asesinos de Anabalón y de Mesa Bell.
(VITAL. Revista de Higiene Social, enero de 1935)