Sobre la rebelión estudiantil y la revolución social que se avecina

Desde hace meses que se constata en la prensa burguesa y directamente en las calles la existencia de una rebelión estudiantil en los llamados “Liceos emblemáticos”. Son hechos concretos: cada vez son más lxs jóvenes que rechazan, y odian, no solamente a la policía –cara visible de la dictadura capitalista–, sino también a las empresas y su dominio sobre la vida humana y natural. Cada semana adolescentes radicalizadxs rompen con el miedo a la represión del Estado y se lanzan a las calles a organizarse, protestar y combatir contra la policía, regalándonos a lxs enemigxs declaradxs de este sistema criminal hermosas imágenes de resistencia y solidaridad, como las de lxs estudiantes del Instituto Nacional, lanzando cócteles molotov a los sicarios uniformados del empresariado, o rescatando a sus compañerxs accidentadxs en las jornadas de lucha.

En una época donde se creía que toda aventura había muerto como una cosa del pasado, esta vuelve a renacer en la lucha anti-sistémica que diversas personas y comunidades están emprendiendo en todas partes del mundo contra la sociedad capitalista. Las protestas “contra todo” que han ido creciendo en extensión e intensidad demuestran la lucidez que está cobrando la revuelta actual, al comprender que no se lucha contra una injusticia en particular, sino contra la injusticia universal que es la esclavización de la vida al dinero, al trabajo asalariado y al capital.

No debería causarnos sorpresa que lxs jóvenes ataquen día a día a la policía y destrocen los escaparates del consumo permitido, sino que la humanidad proletarizada no haya roto hace tiempo con todo este orden de miserias

 

Por otro lado, es engañoso hablar de revuelta de la juventud, como si la juventud fuese esa etapa de la vida en que se es permitido ser rebelde. En realidad, si es que hay un “problema” propio de la “juventud” actual, es que la crisis profunda de esta sociedad fundada en la división de la humanidad en clases sociales es sentida con más agudeza por esta, y no es aceptada pasivamente como se supone que debería suceder en la adultez. Lo que nos debería sorprender no es tanto que la juventud sea rebelde, sino que lxs “adultxs” sean tan resignadxs. Es más, no debería causarnos sorpresa que lxs jóvenes ataquen día a día a la policía y destrocen los escaparates del consumo permitido, sino que la humanidad proletarizada no haya roto hace tiempo con todo este orden de miserias.

Esto no es producto del azar o de una resignación natural de las masas, sino que obedece a causas históricas: la generación precedente (madres, padres y abuelxs de la juventud actual), no solo ha conocido todas las derrotas y consumido todas las mentiras del periodo posterior a la destrucción del movimiento revolucionario por la dictadura militar, sino que incluso, los ya no tan jóvenes movimientos revolucionarios que le prosiguieron, han sido incapaces de crear una dinámica social que les permita integrar personas de las diferentes generaciones en la lucha contra la dominación del capital y el Estado. Por otro lado, una vez aniquilados o dispersos los núcleos armados que continuaron su lucha después del plebiscito de 1988 y la transición pactada hacia la democracia, la humanidad proletarizada en general se aferró y legitimó al sistema social y económico actualmente existente, el cual, como sabemos, fue creado y reforzado durante la dictadura mediante la alianza entre militares y capitalistas, tanto nacionales como internacionales. En ese sentido, es que podemos afirmar lo siguiente: la dictadura militar jamás acabó, sino que continuó existiendo bajo un régimen democrático, en tanto ambas formas de organización estatal son expresiones necesarias de la dictadura del capital.

En un mundo asolado por la catástrofe ecológica inminente, donde la televisión anuncia que se han extinguido miles de especies en el último año con la misma preocupación con que se anuncia la salida de una nueva serie de smartphones; donde cada año aumenta descaradamente la represión estatal y el control tecnológico del capital sobre la vida humana, lxs jóvenes y lxs no tanto –quienes vivimos en territorio dominado por el Estado chileno y en otras partes del mundo– nos damos cuenta de que no tenemos ningún futuro, y si este existe, es un futuro profundamente indeseable.

La nueva revuelta del proletariado secundario, que en estos momentos ocurre a lo largo y ancho de todo este territorio, es reprimida con tanta violencia por la policía, no solo porque el Estado-capital busca evitar su explosión masiva por todo el país, sino porque debido a las características propias de esa rebelión, esta puede ser el prólogo de una revuelta generalizada y radical que cuestione los fundamentos mismos del sistema de dominación actual. Y puesto que la humanidad proletarizada es el motor de la sociedad capitalista y, por consiguiente, su peligro mortal, es natural que todo esté diseñado para reprimirla (vía partidos, sindicatos, policía, la ley en general etc.), ya que es la única fuerza que realmente tiene el potencial para subvertir esta sociedad. Es justamente la totalidad de este mundo de miserias lo que el proletariado juvenil está comenzando a rechazar en bloque, y con ello augura el carácter de la revolución social por venir que amenaza al capitalismo mundial.

 

¡ABOLICIÓN DE LA SOCIEDAD DE CLASES!
¡GUERRA SOCIAL CONTRA EL ESTADO Y EL CAPITAL!
¡SOLIDARIDAD CON LA LUCHA DE LXS ESTUDIANTES RADICALES!