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El funcionamiento normal capitalista se nutre de la sangre de lxs explotadxs. No es gratuita la analogía del Capital con la figura del vampiro. En este espacio no pretendemos la elaboración de alguna especie de martirologio, ni contribuir a la mistificación de nada ni nadie. Tampoco podemos ser exhaustivos. Sería imposible realizar una lista completa de compañerxs caídos por la represión del Estado/Capital. Traemos a la memoria este mes de mayo a tres compañeros caídos en contextos de manifiesta lucha contra la dominación capitalista y sus aparatos represivos.
No asumiremos el papel de víctimas. A Daniel Menco no le llegó una bala loca, sino un proyectil dirigido contra jóvenes enfrentándose a la policía. El de Rodrigo Cisterna no fue un acto desesperado ni desquiciado, sino una acción consecuente con el contexto de lucha en el que se da. Mauricio Morales cae en una acción de evidente combate anticapitalista. No son inocentes. “Algo hicieron”. Claro. Tomaron posición frente a la miseria actual. Y nosotrxs compartimos esa misma trinchera. “Ni siquiera los muertos estarán seguros si el enemigo vence”. Debemos evitar que este enemigo siga venciendo. Con la memoria, con las ideas, con el fuego. Combatiendo por la comunidad humana.
Daniel Menco
19 de mayo de 1999 / Se replican por todo el país movilizaciones estudiantiles, desde marchas hasta paros y tomas de espacios institucionales. Arica. Universidad de Tarapacá (UTA). Enfrentamientos callejeros contra la policía luego de una jornada de protesta. La represión recurre al uso de balines de plomo, prohibidos incluso por sus mismos protocolos, hiriendo a varios estudiantes, entre quienes se encuentra Daniel Menco, de 23 años, quien recibe uno de los proyectiles en su cabeza. Muere dos días después, en el hospital. Obviamente, el esbirro que lo asesinó contó con la impunidad del sistema judicial. La cárcel sólo es para lxs pobres y para quienes se levantan contra la miseria.
Rodrigo Cisterna
3 de mayo de 2007 / Una oleada de protestas de obreros forestales viene sacudiendo a la región del Biobío. Continuos y masivos cortes de ruta y tomas de instalaciones de Forestal Arauco se suceden por varios días. Las movilizaciones no encajan con las tradicionales movilizaciones dirigidas por las burocracias sindicales. La situación se desborda en varios momentos. La represión policial es brutal. Una noche de intensas protestas, frente a la entrada de la Planta de Celulosa Horcones, los criminales de verde, aparte de su clásico repertorio represivo (golpizas, gases lacrimógenos, disparos), comienzan a destruir los automóviles de lxs trabajadorxs que se encontraban estacionados cerca del lugar. Rodrigo Cisterna, obrero forestal de 26 años, no se va a guardar la rabia frente a la agresión. Toma el control de una grúa, su instrumento de trabajo, para dirigirlo contra los vehículos policiales, embistiéndolos. La misma maquinaria utilizada para la constante labor destructiva de la industria forestal, en manos de quienes por un momento se han negado en actos a ser reducidos a mercancía, queda transformada así en un arma para enfrentar al terrorismo estatal. Le ametrallan. Los esbirros le asesinan. Otros trabajadores son también heridos a bala. En su funeral, en Curanilahue, lo despiden más de 20.000 personas.
Mauricio Morales
22 de mayo de 2009 / Mauricio Morales, de 27 años, carga en su mochila un artefacto explosivo destinado al ataque contra una de las instituciones represivas más despreciables del Estado chileno: gendarmería. La bomba le estalla antes de ser instalada. El Estado, la prensa y diversas expresiones políticas del capital no escatiman en su verborrea para celebrar el hecho y condenar lo que no demoran en calificar como terrorismo anarquista, emprendiendo una cacería de brujas que va a dejar en los años que siguen a varixs compañerxs secuestradxs en las cárceles del Estado, además de varios fiascos judiciales. La intención es desbaratar toda iniciativa contra el Estado/Capital.